RENATO EN EL PAÍS DE LAS JOTERÍAS / CAP 8 LA REINA TRANS


Me he quedado dormido, no sé cuanto tiempo ha pasado pero sigo aquí y no quiero abrir los ojos. Y todo por culpa de ese chico blanco. De pronto escucho a la señora de los baños

- Muchacho ¿sigues aquí? ¿aún no has encontrado al chico blanco?
- No señora, no quiero que me hable más de él. Sólo quiero salir del ambiente gay pero no sé cómo 
- Claro que no lo sabes, porque aquí nadie sabe nada. Sólo se puede saber lo que dispone la reina trans.
- No, no es posible. Le vas a gustar mucho, le vas a encantar.
- Oiga, pero no me dejé sola ¿sabe dónde la puedo encontrar?
- A veces por aquí, a veces por acá, pero como yo trabajo aquí siempre entro por acullá.

De repente abrió una puerta escondida, me dijo que caminará, en el trayecto seguramente la iba a encontrar. Así que seguí caminando. Este lugar ya tenía muchas luces, todos estaban concentrados en ese lugar, al parecer habría una gran reunión ¿qué estarán celebrando o a quién esperan? ¿Será a la reina trans? Fue cuando todas las luces se prendieron en el escenario y ahí estaba: el chico blanco que tanto había esperado, sin playera, dejando ser la fantasía de todos pero había un detalle: había llegado de la mano de una chica transexual. Cuerpo exhuberante, silicón y cirugías desde el pelo hasta los pies, maquillaje perfecto, un aroma tan femenino que gays y lesbianas se asombraban de su belleza artificial. El chico blanco la estaba anunciando porque daría su show de imitación de alguna cantante ochentera, de esas que fueron caracterizadas por belleza más que por talento.

Un vestido que brillaba más que la bola disco en medio de la pista, tacones altísimos que no eran impedimento para desfilar como la gran reina transexual que todo mundo conocía. Al acabar su primera canción pidió un voluntario para dedicarle un baile erótico de su siguiente canción que presentaría, inmediatamente levante la mano. Sabía que desde esa altura podría de mínimo ver a mi amigo Jordy para poder salir de ahí. Antes de sentarme la reina trans empezó a preguntarme con una voz chillona parecida al de un claxon de bicicleta.

- ¿Qué hace un chico tan guapo por aquí? Seguro que ya me conocías ¿verdad?
- No, es la primera vez que me encuentro con alguien como tú
- Y bien ¿qué te parece?
- Me parece que eres muy guapa pero..
- Y bien ¿has subido porqué te gustó?
- No, lo que pasa es que...
- ¡Dime!¡Habla con respeto!¡Deja de mover las manos! ¡Junta tus talones, agacha la cabeza y con la boca bien abierta di siempre "Si, mi reina trans"
- ¡Si, reina trans!
- Ahora bien, dime de dónde vienes y a dónde vas
- Pues te contaré, yo quería saber si 
- ¿Saber? Aquí nadie sabe más que yo
- Si, ya lo sé. Pero yo quería..
- Agacha la cabeza al hablarme. Te queda mejor.
- Si reina, pero yo le quería preguntar...
- No, soy yo la que pregunta ¿sabes bufar?
- Si reina
- Entonces vamos a jugar para ver quién perrea a quién ¡qué comience el bufe!



Y fue así como todo mundo se quedaron callados, todos sabían que esto no había sido una buena idea. Empezaría la reina a criticarme para después yo responderle cada vez más fuerte por lo que me había dicho. Y así hasta dejar al otro totalmente callado.

- ¡Qué pasiva eres! Ahora Renato te toca responderme
- Pues yo no te veo ninguna corona "reina"
- Por lo menos yo la tengo guardada pero tú ni para cambiarte la cara tan fea que tienes.
- ¿Cara fea? Pero si abajo de esa máscara de maquillaje y cirugías se esconde alguien peor mejor ya no juego
- Eso sólo demuestra lo humilde y pobre que puede llegar a ser los jotos como tú por eso nadie los quiere
- Nadie nos quiere pero a quiénes terminan matando es a las trans como usted "reina"
- Pero nosotras somos mejor recordadas por ser más perras que las jotas como tú.
- Claro, a quién se le va a poder olvidar que la reina trans tiene lo peor de un hombre y de una mujer.
- Pues tu eres un experimento
- Pero no una mezcla de cirugías estéticas mal hechas o ¿acaso no le alcanzó para un mejor cirujano "reina"?
- A ti no te alcanza ni para irte de este lugar
- Y a usted le alcanza demasiado para seguir robando a sus clientes que tiene por ser prostituta
- Por lo menos tengo un oficio
- El oficio más viejo y el más básico para alguien sin estudios como usted "reina trans"
- No sigas porque sé que lo que te provoco es envidia y si me haces enojar te empezaré a pegar.
- Claro, eso es seguro porque cuando era albañil aprendió a defenderse ¿o no "reina"? 
- Te lo advertí, agárrenlo. Te voy a desfigurar el rostro para que te acuerdes de mí.
- No, no quiero pasar por lo mismo que usted reina. No quiero acabar con su misma cara tan chueca. En cuanto a usted su real majestad, usted ni es reina, es un hombre con pene, siliconas e inyectada por todo el cuerpo con aceite de carro...
- Has llegado al límite, ven para que te aprendas tu lección jotito insolente.

Y a punto de que me clavara su tacón en la cara el chavo blanco la detuvo gritándome 
- Corre Renato, yo la detengo.
- ¿Y cómo sabes mi nombre? Bueno eso ya no importa...
- Si te vas derecho llegarás a donde vi a tu amigo, pero debes de correr...



Y así corrí y corrí, alejándome de todos estas tribus que a pesar de compartir una orientación sexual somos tan diferentes y en la mayoría hasta indiferentes entre nosotros mismos. Siempre compitiendo, nunca en acuerdos, todos en pelea continua ¿debemos llamaron comunidad gay? No lo creo, es lo último que parecemos. Y cuando menos me di cuenta abrí una puerta y ahí estaba mi amigo Jordy, solamente cerré con tanta fuerza que nadie pudo abrirla. Al salir y verlo me caí enfrente de él, ya solamente cerré los ojos.

A lo lejos una voz me gritaba mi nombre, y fue entonces que abrí los ojos

- ¿ Dónde te has metido Renato? Te he estado buscando toda la noche dentro del cuarto oscuro ¿qué te pasó, estás bien?
- Me siguen, la reina trans me quiere pegar y las musculocas no son de confianza ¿A poco no viste al dealer de la entrada? Me drogo y ya no supe que hacer, y esas circuiteras que solo bailan, creo que me robaron mi celular. Huelo mucho a marihuana, fueron las jotas hipsters, ellas me dieron también. Los osos son al parecer los menos locos ahí dentro aunque tantos vellos y grasa creo que no me irán bien. Y no me gusta que entre todos se digan de insulto que son sidosos, eso es lo más lamentable, eso y eso....
-  Cálmate amigo, te quedaste dormido toda la noche ahí dentro. Yo te estuve cuidando pero creo que si te hizo mal entrar a este lugar. Prometo ya no meterte, anda ya vámonos de este lugar antes que amanezca.
   
Fin


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